martes, 20 de diciembre de 2011

Lo que siento nunca lo sentirán ellos

Hoy desperté muy temprano, a las 5:45 am más o menos, puse a lavar mi ropa sucia, el fin de semana no lo pude hacer porque fui a a casa de mis papis, aprovechando que mi esposo se fue de viaje por motivos de ‘chamba’, ah y no tengo empleada porque ya no confío en nadie más que en mí y mi familia, pues ya una vez me salieron robando, en fin es asunto mío.

Estuve despierta algo de una hora y media, no soporté más y me tiré a la cama, mi hijo y mi esposo seguían durmiendo, ellos no sintieron cuando me levanté de la cama. Estéfano seguía en su cuna y Rubén boca arriba. Dormí un par de horas más.

Esta vez desperté triste, soñé horrible, algo que nunca quisiera que pase, que no podría soportarlo y recordarlo me pone triste, me deja preocupada.

Estábamos en el carro mi mamá, Estéfano y yo, al momento de bajar, mi hijo como todo niño inquieto se fue corriendo y se metió en otro, éste empezó a descender y llegó a la pista principal en dónde circulaban muchos más vehículos, el vehículo se volteo, mi hijo estaba bien pero salió llorando, se asustó, yo lo llamaba pero él no quería regresar a mis brazos hasta después. Luego lo abracé y me puse a llorar…no soportaría que nada malo le pase a mi pequeño, sin él yo moriría, lo sé.

Mi esposo me habló, yo desperté triste y le conté lo que soñé. Él me abrazó, yo abracé a mi hijo. Y me sentí triste, preocupada. No quiero que nada, ni nadie le haga daño a mi hijo. Él es mi vida, lo es todo para mí. Es mi razón de vivir.

Esta semana ha sido dura para mí, empezó tensa. Sé que aquellos quienes no tienen hijos aún porque no está en sus planes o simplemente no quieren, jamás me comprenderán pero quisiera que lo hagan (A VECES).

Llevo dos años en un mismo trabajo, me gusta mucho mi carrera, me gusta mucho lo que hago, pese a que se ha perdido la adrenalina como decía ‘yo’, pues me gustaba salir de comisión, escribir notas extensas, tener primicias, buscar, investigar, molestar, caer chinchosa.
Mi trabajo actual es tranquilo, escribo titulares para micronoticieros, me gusta mucho este empleo, he aprendido bastante, he conocido a personas muy buenas. Además me da tiempo, el que necesito para estar con mi pequeño pero él a veces se me enferma, en realidad nació delicado y me da pena cuando se me pone mal porque sus defensas bajan de inmediato, son estas cosas importantes para mí y quizás no para otras que no me gustan explicarlas a todo el mundo. No tengo por qué contarles a todos lo que me pasa y si lo hago es porque quiero no porque me sienta obligada de hacerlo, hay cosas que no me gusta compartir, hay cosas que sí, es eso lo que quisiera que muchas personas entiendan pero no es así. Y me siento mal, me siento mal porque no saben que es tener un hijo, no saben que uno por ellos da la vida y que ellos necesitan de nuestros cuidados cuando sobretodo están pequeñitos y enfermitos.

No soy malcriada con nadie, al contrario siempre busco estar bien con todos, hacer bien mi trabajo, yo no puedo programar cuando enfermarme o cuando mi hijo se enferma. Pero existen personas que piensan así y te dicen: “que sea la última vez que te enfermas o que sea la última vez que me pides permiso para ver a tu hijo, tienes que buscar a una persona para que lo vea”. Hay veces en las que simplemente solo quisiera mandar a la mierda a esa clase de gente, mandarlos bien lejos.

Cuando ingresé a mi chamba, hace dos años las cosas no eran así. Aún recuerdo a mi jefa, llamándome por teléfono a mi anexo para decirme: No sabía que tu hijito estaba enfermito, anda a verlo, adelanta tu chamba y corre a verlo porque a pesar de que ellos estén con sus papás, siempre quieren a la mamá. Decisión que me sorprendió mucho porque nunca antes un jefe mío se había preocupado por mi bebé. Me satisface conocer a buenas personas pero me da mucha tristeza también conocer a las malas.

Ojalá que este mal momento en mi vida no dure, ojalá que todo pase. Yo amo mi carrera pero amo más a mi hijo y no voy a permitir que nada malo le pase. Si algún día tuviese que escoger entre ellos dos, es 100% seguro que escogería a mi hijo. Te amo Estéfano, te amo y tú lo sabes.

En este momento recuerdo cuando nos acostamos los dos y echados en mi cama le pregunto: ¿hijito me quieres? Chí, te quiero mucho mamá (con su voz tan tierna y ronquita a la vez). ¿Sabes que eres mi rey, mi adoración? Chí. Y, yo río, me quedo feliz, satisfecha.

No hay comentarios: