Tengo el orgullo de tener un padre que ha dado lo mejor de
sí para darnos buena educación, valores, costumbres, fuerza y un gran corazón.
Él como todas las personas ha cometido errores y los sigue cometiendo, pero no
deja de ser un buen padre. Él ya tiene 56 años, está gordito, menos ágil; sin
embargo, no pierde las ganas y la destreza para realizar lo que se propone.
Recuerdo que de pequeña yo iba en sus hombros, él me cargaba
y me llevaba así cuando salíamos de paseo o cuando yo estaba mal, porque sufría
de bronquitis, a veces nos cocinaba a mi hermanita y a mí, en ese tiempo aún no
nacía mi hermanito. Hay bonitos recuerdos, sí los hay, y los tengo grabados en
mi corazón.
Recuerdo mi fiesta de 15 años, él lloró de la emoción al
dirigirse al público y presentar a su hija, su primera hija -se
emocionó, al igual que lo hizo cuando me casé- después bailamos toda la noche,
él y yo dimos apertura a la fiesta.
Recuerdo que fue él, quien a mi hermana y a mí nos inquietaba
con la idea de cambiar de look, cambiar el color del cabello. Y así lo hicimos.
Nos lo pintamos de rojo ja, ja…ese cambio lo hicimos por él y de alguna manera
u otra él influyó en mi estilo de vestir, mi apariencia. Pues de niña, él no me
compraba vestidos sino pantalones jeans, siempre cómoda, yo siempre vestí
cómoda, aunque mi mamá, hermosa ella, siempre insistía con la ropa pegadita,
los bodys, las faldas, pero yo no, siempre me rehusaba, siempre quería vestir
sport y así lo hago hasta la actualidad.
Recuerdo que tras mi primera desilusión de amor lloré en sus
brazos, estábamos viendo la peli el Rey León y yo había sufrido una gran desilusión,
por primera vez me sentía decepcionada y lloré en los brazos de mi padre, él
pensaba que era por la película, nunca le conté que me pasaba, pero en el fondo
me sentía bien haciéndolo a su lado. Me sentía protegida, consolada.
Mi padre, como el de todos, es único. No es perfecto, tiene
miles de errores, pero yo lo quiero y le doy gracias por darme la vida, por
protegerme, por cuidarme, por amarme hasta hoy, por acompañarme en mis momentos
más difíciles y más alegres, por llevarme al altar aquel día que me casé, por
entregarme a un hombre bueno y sincero. Ese hombre que hoy es el padre de mi
hijo y que también amo con toda mi alma.
En mi vida hay cuatro hombres: Mi padre, mi hermano, mi esposo y el más importante mi hijo. Estoy orgullosa de mi padre y mi esposo, ellos son unos excelentes padres.
Rubencito, mi esposo hermoso, no queda a un lado, jamás lo
haría. Él es un gran apoyo para mí, siempre está a mi lado, ayudándome con mis
cosas, ya sean en el hogar o el trabajo. Siempre me sube la moral, se encarga de hacerme sentir bien en esos momentos que no lo estoy, me comprende, me engríe, cuida de mi hijito,
lo adora. Es empeñoso, responsable, amoroso y tierno.
Agradezco a Dios y a la vida por ponerme en el camino a estos dos grandes hombres: mi padre y mi esposo y confío que gracias a sus ejemplos mi hermanito y mi hijo también lo serán.
Agradezco a Dios y a la vida por ponerme en el camino a estos dos grandes hombres: mi padre y mi esposo y confío que gracias a sus ejemplos mi hermanito y mi hijo también lo serán.