lunes, 17 de junio de 2013

MI PADRE Y MI ESPOSO PADRE


Tengo el orgullo de tener un padre que ha dado lo mejor de sí para darnos buena educación, valores, costumbres, fuerza y un gran corazón. Él como todas las personas ha cometido errores y los sigue cometiendo, pero no deja de ser un buen padre. Él ya tiene 56 años, está gordito, menos ágil; sin embargo, no pierde las ganas y la destreza para realizar lo que se propone.

Recuerdo que de pequeña yo iba en sus hombros, él me cargaba y me llevaba así cuando salíamos de paseo o cuando yo estaba mal, porque sufría de bronquitis, a veces nos cocinaba a mi hermanita y a mí, en ese tiempo aún no nacía mi hermanito. Hay bonitos recuerdos, sí los hay, y los tengo grabados en mi corazón.

Recuerdo mi fiesta de 15 años, él lloró de la emoción al dirigirse al público y presentar a su hija, su primera hija -se emocionó, al igual que lo hizo cuando me casé- después bailamos toda la noche, él y yo dimos apertura a la fiesta.

Recuerdo que fue él, quien a mi hermana y a mí nos inquietaba con la idea de cambiar de look, cambiar el color del cabello. Y así lo hicimos. Nos lo pintamos de rojo ja, ja…ese cambio lo hicimos por él y de alguna manera u otra él influyó en mi estilo de vestir, mi apariencia. Pues de niña, él no me compraba vestidos sino pantalones jeans, siempre cómoda, yo siempre vestí cómoda, aunque mi mamá, hermosa ella, siempre insistía con la ropa pegadita, los bodys, las faldas, pero yo no, siempre me rehusaba, siempre quería vestir sport y así lo hago hasta la actualidad.

Recuerdo que tras mi primera desilusión de amor lloré en sus brazos, estábamos viendo la peli el Rey León y yo había sufrido una gran desilusión, por primera vez me sentía decepcionada y lloré en los brazos de mi padre, él pensaba que era por la película, nunca le conté que me pasaba, pero en el fondo me sentía bien haciéndolo a su lado. Me sentía protegida, consolada.

Mi padre, como el de todos, es único. No es perfecto, tiene miles de errores, pero yo lo quiero y le doy gracias por darme la vida, por protegerme, por cuidarme, por amarme hasta hoy, por acompañarme en mis momentos más difíciles y más alegres, por llevarme al altar aquel día que me casé, por entregarme a un hombre bueno y sincero. Ese hombre que hoy es el padre de mi hijo y que también amo con toda mi  alma.

En mi vida hay cuatro hombres: Mi padre, mi hermano, mi esposo y el más importante mi hijo. Estoy orgullosa de mi padre y mi esposo, ellos son unos excelentes padres.



Rubencito, mi esposo hermoso, no queda a un lado, jamás lo haría. Él es un gran apoyo para mí, siempre está a mi lado, ayudándome con mis cosas, ya sean en el hogar o el trabajo. Siempre me sube la moral, se encarga de hacerme sentir bien en esos momentos que no lo estoy, me comprende, me engríe, cuida de mi hijito, lo adora. Es empeñoso, responsable, amoroso y tierno.

 Agradezco a Dios y a la vida por ponerme en el camino a estos dos grandes hombres: mi padre y mi esposo y confío que gracias a sus ejemplos mi hermanito y mi hijo también lo serán. 

domingo, 12 de mayo de 2013

Feliz Día de la Madre a mí

Este es el cuarto año que celebro el Día de las Madres como la mamá de mi adorado Estéfano, no puedo negarlo, pasé un día hermoso. No dejo de agradecer a Dios, a la vida, por brindarme esta dicha de ser madre. Valoro cada segundo que paso a lado de mi niñito, el tiempo pasa rápido y pese a ello no he olvidado el primer día cuando supe que sería mamá, la primera vez que tuve entre mis brazos a mi chiquito, a mi mocoso, a mi chibolo, a mi chico, al capitán de mi barco.

La primera vez que celebré este día Estéfano tenía tres meses, él aún no sabía hablar pero su dulce mirada bastaba para alegrar mi vida, mi corazón. Han pasado cuatro años y mi traviesito, que juega sin cesar, hoy me canta, me recita, me baila, me abraza, me grita "te quieroooo, mamá" "te adoro" "tú eres mi chica" "mi esposa", todas sus palabritas me llenan de felicidad, hacen que me sienta orgullosa de ser su mamá. Me encanta su voz ronquita, lo extraño día a día cuando tengo que ir a trabajar, mi amor a ese mi pequeñito es incomparable, es verdad.

Llevaba un uniforme gris,
de repente un 14 de febrero se tiñó de colores.
Pues sí, él había llegado a este mundo para conocerme.

Hoy no me importa nada más
que una hermosa sonrisa mirar,
y su preciosa voz escuchar.

Unos piececitos besar,
unas manitas estrechar,
nadie eso me podrá quitar...










domingo, 10 de febrero de 2013

Ni el embarazo me quitó el gusto por la maracuyá

Según wikiEl maracuyámburucuyá, parcha o parchita (Passiflora edulis) es una planta trepadora del género Passiflora, nativa de las regiones cálidas de América. Fue descubierta en el Perú en 1569, por un médico español de apellido Monardes, quien escribió y documentó sobre el uso que daban los indígenas al fruto y a la planta, propagando así este conocimiento al viejo mundo. 

Se cultiva comercialmente en la mayoría de las áreas tropicales y subtropicales de la tierra, entre otros países: El valle de Azapa en ChileParaguayRepública Dominicana (Chinola), MéxicoArgentina,UruguayBoliviaBrasilEcuadorPerúColombiaVenezuelaCosta RicaNicaraguaPanamá, partes del Caribe y Estados Unidos

Esta especie es sumamente apreciada por su fruto y en menor medida por sus flores, siendo cultivada en ocasiones como ornamental. La infusión de sus hojas y flores se utiliza, además, con efectos medicinales. La flor del Maracuyá (usar preferentemente el término mburucuyá) es la flor nacional del Paraguay.

                                                                         (Foto: R.Pimentel)
Pero, yo siento a este fruto tan nuestro, tan de mi gusto. ¡Me encanta!, desde pequeña siempre me gustó tomar jugos, helados y marcianos de Maracuyá. Ni de embarazada perdí mi gusto por este cultivo, al contrario, se reforzó más. Un anécdota muy presente que tengo y siempre recuerdo: a días de dar a luz me había comprado cinco marcianos de esta fruta, durante la tarde me había comido cuatro, sobraba uno, quise llevarlo a mi casa, cuando de repente, mi madre dijo: no sigas comiendo tanto hielo, pobre bebé, nacerá mal. Yo me asusté, me puse triste y a llorar. Mi papá al verme así, le dio la contra a mi mamá: Pero, está embarazada, ¡déjala, es su antojo!. Mi mamá no dijo más. Yo me llevé el marciano y, como una niñita, me lo comí con gusto. Estaba tan feliz, parecía una nena ¡de verdad!. 
Hoy, después de cuatro años, siendo las 04:08 am, y a cuatro días de celebrar el cumpleaños de mi pequeño, estoy frente a la computadora comiendo el cuarto marciano de maracuyá. Definitivamente, esta fruta me gusta y me seguirá gustando hasta el fin de mis días. 

Amo el verano (así sudemos como chanchos), amo la playa (aunque no vaya tan seguido por falta de tiempo y la chamba), amo la maracuyá. Y me gustan las rosas blancas =)


viernes, 1 de febrero de 2013

¡Chacaloneando!

Estoy aquí, en este preciso instante, escuchando a Chacalón. Su música me parece muy buena, muchos dirán pero es de sufridos, a mí me gusta. He tomado dos botellas de cerveza, una con mi esposo, la otra yo sola. Me siento bien, me siento tranquila, me siento libre. A veces uno quiere, busca olvidarse de todo, de todos. Así estoy ahora, quizá con algunos pensamientos que me envuelven el alma, pero me siento lejos, aparte, sola, como hace mucho lo necesitaba. Siempre se necesita un espacio, un momento para el encuentro con uno mismo.

Viajo hacia donde quiero estar,
me traslado a ese instante,
ese que solo es mío,
que quiero siem.pre conmigo.
 Así soy feliz, estoy en paz..