lunes, 24 de octubre de 2011

Cada año vuelvo a nacer para ti (Estéfano)

Dios me dio una oportunidad en esta vida, volver a nacer y lo hice el día en que te conocí, cuando por primera vez tu cuerpito acurrucarse en mi vientre y en mi pecho sentí. Un 31 de octubre nací, pero lo volví a hacer un 14 de febrero junto a ti.

Desde ese día del calor de tus risas, de tu dulce mirada, de tu hermosa voz no me desprendo. Eres el mejor regalo que Dios me dio.

He tenido la mejor de las suertes, llegar a conocerte mi hermoso ángel. El más lindo de todos. Mío, solo mío.

No hay momentos en los que esté lejos de ti, y si así lo siento solo me basta cerrar los ojos para recordarte junto a mí, los dos echados en la cama, jugando en el piso de la sala, saltando como a ti te gusta, así soy feliz, así vuelvo a sonreír.

Hoy sé que nada más quiero, nada más que el calor de tus besos, la ternura de tu mirada, la melodía de tus sonrisas, de tu voz y alegría. Volví a nacer para entregarte mi vida mi Matías Estéfano Grández Pimentel.

Gracias Señor por permitirme esta dicha, esta felicidad única que jamás tendrá comparación. Gracias por hacerme su madre, por hacerlo a él mi hijo. Gracias Dios.

lunes, 17 de octubre de 2011

Esperando 'Mi cumpleaños'

Octubre es mi mes. Me encanta. Cierra con broche de oro. Se termina conmigo. Siempre espero feliz y ansiosa el Día de mi cumpleaños. Siempre seré en ese aspecto una niña.

Recuerdo que desde pequeña esperaba impaciente el 31 de octubre. Ellos mis padres que no siempre se llevaron bien, ese día por mí lo hacían. Se ponían de acuerdo, iban a mi cuarto, me llevaban regalos a la cama. Desde chica me gustó el pollo a la brasa. Me encantaron las fiestas, las tortas no eran mi plato preferido pero ese día, en mi cumpleaños quería ver aunque sea una.


A mis hermanos los adoro. Suelo ser dulce pero también renegona. A ellos siempre los he consentido. Ellos también lo han hecho conmigo. A la segunda dos años y medio menor que yo, le cocinaba, la peinaba, la castigaba, la complacía, la engreía, le sacaba el ancho. Ella me quería, me quiere y a veces también me sacaba el ancho. Su nombre es Raquel. Ella aún me quiere. Lo sé.

Al último, al conchito de la casa, Jesús, él tiene 11 años, lo vi nacer, lo críe. Desde el primer día que lo vi. Lo amé. Lo amo. Es como mi hijito. Mi primer hijo. Mi Jeshu. Aún lo recuerdo subiendo esas escaleras para ir al tercer piso y jugar con su amiguita, subía de uno en uno cada peldaño. En una mano llevaba un chizito para él y en la otra otro para su amiguita. Yo estuve presente el día que dio sus primeros pasos solo, él tenía un año y medio, estabamos jugando con la pelota, cuando de pronto después de estar paradito se olvidó del miedo y empezó a dar sus primeros pasos. Corrió detrás de esa pelota. Hoy sigue corriendo pero detrás de sus metas. Y, sé que llegará lejos. Lo adoro. Él también me quiere, no sé si tanto como yo pero sé que me quiere.

Ellos mis hermanitos también me iban a saludar cada mañana de mi cumpleaños. Aún tengo la imagen en mi mente de aquel día cuando Jesús me llevó rosas a la cama, rosas rosadas, no era mis preferidas pero sus rosas se convirtieron en únicas para mí. No encontré otras rosas igual. Nunca más.

Recuerdo a mi mamá comprarme algo a mitad de año y guardarlo en su ropero hasta que llegue mi cumpleaños. La recuerdo preparándome ese pie de limón que tanto me gusta. Cocinando ese arroz con pollo o preguntándome qué quiero comer porque como les conté desde pequeña moría por el pollo a la brasa. Adoro a mi madre, la quiero más que a mi vida. Gracias a ella estoy aquí. Gracias a ella soy la mamá que soy para Estéfano. “Gracias mamá”.


Ahora mis cumpleaños ya no son así, ahora los primeros en saludarme son mi esposo y mi hijo. Estéfano aún no es consciente de qué tan importante es para mí ‘mi cumpleaños’ pero imagino que a medida que pase el tiempo se dará cuenta de lo que me gusta y me dará tanto amor como hoy se lo doy yo. Él todas las mañanas me da un beso y sé que este año en mi cumpleaños me dará uno grande, uno enorme. Con eso me basta, con sus besos soy feliz. Mi esposo, Rubén me da un beso, me abraza y me trata de complacer en lo que quiero. Él es lindo, él me quiere y yo lo adoro.

Los regalos me gustan mucho, no me importa el precio de ellos, me encantan los detalles, me encanta que una vez al año yo tenga un día especial, un día en el que yo soy absolutamente importante para ellos. Que me engrían. Amo a mi familia. Amo que ellos me amen. Quiero seguir cumpliendo muchos más años para disfrutarlos junto a ellos. Seguir sonriendo y estar feliz.

sábado, 15 de octubre de 2011

Su llegada fue así

"Yo lo esperaba. Él lo esperaba. Los dos lo esperábamos. Todo fue hermoso desde el primer día. Saber que él vendría a conocerme fue mi mayor alegría".

Tenía 25 años pero aparentaba unos 19 ó 20, planeaba meterme al gimnasio porque había subido un par de kilos, no estaba gorda y tampoco quería estarlo. Pero antes debía estar segura de mi estado, pues había un pequeño retraso en mi periodo menstrual.

Como la mayoría de chicas compré mi test de embarazo. Recuerdo que no tenía plata, mi esposo, quién en ese tiempo no lo era, sino mi enamorado andaba de viaje y yo solo tenía cinco soles en el bolsillo. Pero tenía curiosidad y andaba impaciente. Entonces le pedí dinero prestado a un amigo. Por suerte él sí tenía.

Me encontraba en el trabajo, pero me escapé 15 minutos a la farmacia para comprar el dichoso ‘test de embarazo’. En ese momento pensé: tengo que saberlo ya. Mientras compraba, sentí miradas encima. Dos viejas cucufatas hablaban entre ellas. Supuse que pensaban que yo era una 'chiquilla', mi cara de escolar debió motivar en ellas 'el raje'. No les tomé importancia, lo compré y me fui. Regresé a mi ‘chamba’.

Entré al baño, seguí las instrucciones. Todo fue sencillo. Hice pila e inserté el test en la vasija correspondiente. No pasaron ni dos segundos y en ‘one’ se marcaron dos rayas. Yo miré la prueba, una, dos veces y me pregunté ¿Estoy embarazada?. “Sí, estoy embarazada. No lo puedo creer, estoy embarazada”, afirmé sonriente e incrédula a la vez.

A mi amiga, quién trabajaba conmigo en ese tiempo la llamé al baño y le pregunté ¿qué ves, ves dos rayas?. Ella mucho más nerviosa que yo respondió: No, no puede ser, debe estar mal esta prueba. A ver revisemos la fecha de caducidad. Quizás esté mal. Ella volteo muchas veces al famoso test, hacia arriba, hacia abajo pero esas dos rayas no se movían. Allí seguían.

Volví a sonreír, estaba embarazada y me alegré. Yo quería estar embarazada. Quería algún día tener un hijo y más aún con el hombre que amo.

Aún recuerdo las palabras de mi amiga: “Ruby, él es. Es él amiga. Tu embarazo es la prueba de que Rubén es el indicado”. Me gustaron sus palabras. Me dieron mucha más seguridad, más alegría - Ahora le digo "gracias por tus palabras amiga" -

Entonces, lo llamé por teléfono. Estabamos duados y hablabamos mucho. Ese día hablamos más. Lo llamé y le conté, le dije ¿A qué no adivinas qué? Él me respondió al toque, “estás embarazada”. Y yo ¿cómo sabes?. Él recién preguntó ¿Estás embarazada? ¿En serio?. Me siento contento, estoy feliz de que sea así, me dijo y empezamos a hablar de cómo sería en adelante, empezamos a hacer planes en ese preciso instante. Yo me sentí muy bien. Me sentí bendecida. Sabía que había llegado la hora para que él, mi bebé venga a conocerme.


Posteriormente, se lo dijimos a nuestros a padres, ellos se sorprendieron y a la vez se alegraron. Mi mamá después de sorprenderse, pensó y me dijo: “Ya es tiempo. Es el momento para ser mamá”. Empecé con los cuidados respectivos. Pasaron los rápidos nueve meses. Y la llegada de mi Matías Estéfano sucedió. Un 14 de febrero llegó. Sí, en el Día del amor, de la amistad, de San Valentín. Él vino aquí.

Han pasado 3 años y 4 meses. Mi hijo tiene 2 años y 8 meses y me siento feliz. Él se siente feliz, sabe que lo amo, sabe que su papá y yo lo amamos. Yo los amo a los dos y ellos me aman a mí. Hoy doy gracias por tener una hermosa familia. Dos hombres me puso Dios en el camino y son esos dos hombres los que quiero que me acompañen para siempre en esta vida. Mi vida.

lunes, 10 de octubre de 2011

Estéfano rules


Y, así el vino a salvarme. Así él me llenó de emoción. Así él llegó para conocerme. Hoy me acompaña y estará conmigo siempre, para caminar juntos hacia el infinito.

La vida es hermosa sin inviernos; con veranos y muchos arcoíris. Sus sonrisas son el sol de mi día a día. Soy feliz con sus besos de mermelada.

Estamos listos para subirnos a ese caballo de colores, disfrutar de las dulces mandarinas de esos enormes árboles que Los Beatles crearon para los dos.