lunes, 17 de octubre de 2011

Esperando 'Mi cumpleaños'

Octubre es mi mes. Me encanta. Cierra con broche de oro. Se termina conmigo. Siempre espero feliz y ansiosa el Día de mi cumpleaños. Siempre seré en ese aspecto una niña.

Recuerdo que desde pequeña esperaba impaciente el 31 de octubre. Ellos mis padres que no siempre se llevaron bien, ese día por mí lo hacían. Se ponían de acuerdo, iban a mi cuarto, me llevaban regalos a la cama. Desde chica me gustó el pollo a la brasa. Me encantaron las fiestas, las tortas no eran mi plato preferido pero ese día, en mi cumpleaños quería ver aunque sea una.


A mis hermanos los adoro. Suelo ser dulce pero también renegona. A ellos siempre los he consentido. Ellos también lo han hecho conmigo. A la segunda dos años y medio menor que yo, le cocinaba, la peinaba, la castigaba, la complacía, la engreía, le sacaba el ancho. Ella me quería, me quiere y a veces también me sacaba el ancho. Su nombre es Raquel. Ella aún me quiere. Lo sé.

Al último, al conchito de la casa, Jesús, él tiene 11 años, lo vi nacer, lo críe. Desde el primer día que lo vi. Lo amé. Lo amo. Es como mi hijito. Mi primer hijo. Mi Jeshu. Aún lo recuerdo subiendo esas escaleras para ir al tercer piso y jugar con su amiguita, subía de uno en uno cada peldaño. En una mano llevaba un chizito para él y en la otra otro para su amiguita. Yo estuve presente el día que dio sus primeros pasos solo, él tenía un año y medio, estabamos jugando con la pelota, cuando de pronto después de estar paradito se olvidó del miedo y empezó a dar sus primeros pasos. Corrió detrás de esa pelota. Hoy sigue corriendo pero detrás de sus metas. Y, sé que llegará lejos. Lo adoro. Él también me quiere, no sé si tanto como yo pero sé que me quiere.

Ellos mis hermanitos también me iban a saludar cada mañana de mi cumpleaños. Aún tengo la imagen en mi mente de aquel día cuando Jesús me llevó rosas a la cama, rosas rosadas, no era mis preferidas pero sus rosas se convirtieron en únicas para mí. No encontré otras rosas igual. Nunca más.

Recuerdo a mi mamá comprarme algo a mitad de año y guardarlo en su ropero hasta que llegue mi cumpleaños. La recuerdo preparándome ese pie de limón que tanto me gusta. Cocinando ese arroz con pollo o preguntándome qué quiero comer porque como les conté desde pequeña moría por el pollo a la brasa. Adoro a mi madre, la quiero más que a mi vida. Gracias a ella estoy aquí. Gracias a ella soy la mamá que soy para Estéfano. “Gracias mamá”.


Ahora mis cumpleaños ya no son así, ahora los primeros en saludarme son mi esposo y mi hijo. Estéfano aún no es consciente de qué tan importante es para mí ‘mi cumpleaños’ pero imagino que a medida que pase el tiempo se dará cuenta de lo que me gusta y me dará tanto amor como hoy se lo doy yo. Él todas las mañanas me da un beso y sé que este año en mi cumpleaños me dará uno grande, uno enorme. Con eso me basta, con sus besos soy feliz. Mi esposo, Rubén me da un beso, me abraza y me trata de complacer en lo que quiero. Él es lindo, él me quiere y yo lo adoro.

Los regalos me gustan mucho, no me importa el precio de ellos, me encantan los detalles, me encanta que una vez al año yo tenga un día especial, un día en el que yo soy absolutamente importante para ellos. Que me engrían. Amo a mi familia. Amo que ellos me amen. Quiero seguir cumpliendo muchos más años para disfrutarlos junto a ellos. Seguir sonriendo y estar feliz.

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