martes, 13 de mayo de 2008

El otoño de las hojas grises

Las hojas caen con el otoño, hace un par de años escribí estas palabras, las hojas caen con el otoño, ahora me pregunto: ¿Sólo las hojas caen con el otoño o es que nuestras penas ya no tienen primaveras donde esconderse para que nadie las note?
Las tristezas afloran como el gris del otoño y más aún si estás enfermo, el frío se hace más firme y el corazón se va poniendo duro de tanto temblar. A mí me suele pasar…
Cierro de a pocos mis ojos y siento que no se volverán a abrir más.
Tengo mucho sueño, y no tengo ganas de seguir hablando. Sin embargo mi mente sigue dibujando los recuerdos que hasta hace minutos se fueron dando, veo mucha gente a mí alrededor, pero nadie me tiende una mano, ni me preguntan qué me está pasando ¿qué estarán buscando? ¿A caso estarán escuchando lo que yo estoy pensando?
Mi capricho por seguir viviendo, quién lo entiende, es difícil encontrar respuestas en este estúpido mundo donde todos te quieren por algún fin.
Damas tristes, princesas sin príncipes, reinas sin reinos, así es este mundo, así es el mundo que por mucho tiempo lo disfracé de forma diferente. El gris de mis días, el gris del otoño, las hojas muertas del pronto invierno.
Quiero versos con alegría, quiero risas para los pocos días, no sé qué pido, sé qué quiero y que observo un maravilloso tú y yo, pero no encuentro al tú, menos al yo.
Palabras en el viento, ahí van, por ahí llegarán a tus oídos y sabrás cuantas penas, cuantas ilusiones perdidas tengo desde que estás allá muy lejos de todos.
Esta noche es muy fría, esta noche no es mía, sin embargo me siento llena de ganas para dormir y no saber más de ti.

1 comentario:

giancarlo tejeda dijo...

se siente el frío a leer esto... bien... la noche no es tuya ni d nadie, pero se siente bien a veces...