miércoles, 24 de octubre de 2012

A días de los 29 y aun año de los 30...


Mañana de boleros, a una semana de cumplir los 29…woww, sí que es woww…Aún parece que fue ayer cuando cumplí 15, el próximo año estaré en 30 y seguiré sintiendo que soy una chiquilla, es un hecho. Además, los celebraré, ya lo decidí. Mi quinceañero lo organizaron mis padres, mi binquiceañero lo haré yo, jaaa…Pues, alguna locura tengo que hacer, tiene que ser una fiesta o un viaje singular en compañía de Estefanito, sí, sí, sí.

Aún recuerdo lo nerviosa que estuve toda la semana previa a mis 15 años. Tenía enamorado, mi mamá lo sabía, mi papá no, porque él prefería que estudie y que me enamore recién a los 30, jaja, algo que no sucedió. No me casé ni con mi primer enamorado, ni tampoco a los 30, para ser precisos lo hice a los 24 años, a meses de cumplir los 25.

Hace poco conversando con unas amigas, trajimos a nuestras memorias las travesuras que hicimos cuando teníamos 15, las muchas que en repetidas ocasiones nos condujeron al borde de la expulsión del cole. En estos tiempos, recordar nos causa risa pero en ese entonces nos daba solo miedo. El temor de que nuestros viejos nos saquen el ancho era demasiado. Pero, igual, hacíamos travesuras =).

Éramos terribles, pues a los 15 años solo quieres romper reglas y eso hacíamos. Una de nuestras tantas travesuras fue mandar a hacer un sello de asistencia para tapar las tardanzas o simplemente las inasistencias en nuestros cuadernos de control. Así lo hacíamos, todo marchó bien por un tiempo hasta que para nuestra mala suerte, una semana antes de mi fiesta las auxiliares, el coordinador de OBE y los hombres encargados de velar por la seguridad del colegio decidieron hacer requisa, sé que suena a prisión, pero sí, nos revisaban las mochilas por precaución, temían que alguna (por cierto, estudié en un colegio de mujeres) lleve un arma punzante, droga o no sé cualquier otra cosa prohibida. El hecho fue que a una amiga le encontraron el sello, ella vendía productos de belleza y en su bolsa estaba ‘el cuerpo de Benito’. No olvido ese día. Muy temerosa, les dijo a los de seguridad que debía sacar algo de esa bolsa de productos que le quitaron, error que la puso en descubierto. Los perros (como les decíamos a los de seguridad) descubrieron que era un sello falsificado. Mi amiga se asustó y en one dijo que el paquetito no le pertenecía a ella, sino a una chica apellidada Pimentel, o sea a mí. Lo recuerdo clarito, me llamaron, me mandaron a OBE y ya allí me dijeron que me iban a expulsar, yo, otra muerta de miedo le dije al coordinador que no estaba sola en esa situación, que yo no había mandado a hacer el sello, que solo había dado un sol, que las comprometidas éramos siete chicas, sin más preámbulo solté los nombres de todas las involucradas. Nos juntaron a todas y nos pidieron que vayamos al día siguiente acompañadas por nuestros padres. No se terminó la tarde y mi mamá se apareció en el pasadizo de mi salón. La auxiliar se encargó de contarle todo y con mucho detalle. Ella, mi mamá estaba más que molesta, yo no quería salir del colegio. Le conté cómo sucedió todo, se molestó, me castigó. Ya no podía llegar tarde, ni ir a pasear con mi enamoradillo. Y como ya todas las invitaciones para mi fiestecita de 15 estaban repartidas no suspendieron el tono. De todas maneras me celebraron mis 15. Algunas de las que estaban involucradas pudieron ir, otras no pero igual la pasé mostro. No amanecimos y bailamos hasta decir basta. Fue un lindo 15 años. Un día que se quedó en mi memoria, un grato recuerdo.

Cuando cumplí 20, ya estaba en la Universidad, mi mamá me llevó serenata, fue lindo, pues me gustan los mariachis. Ese día quedé encantada, maravillada. Mi mami es una mujer muy linda, de un carácter indomable para casi todos, excepto para mi papá. Ella es dulce y tierna, aunque a veces no lo parezca. Ella es mi má y la quiero mucho.



Los años han pasado y muy rápido, pese a que aún siento como si tuviera 15 o 19 porque ni siquiera 20 jeje…estoy feliz. Estoy feliz porque desde hace tres años alguien muy especial me acompaña. Estéfano, mi príncipe azul, me ha prometido que este año también me dedicará una serenata, me encantan las serenatas y más si vienen de él. Hace unos días me dijo: “ya llega tu cumpleaños mami y te voy a cantar así...Happy birthday to you, happy birthday RUBICITA, happy birthday to you…" Muero cada vez que él me habla, me sonríe, me dice te quiero, me mira y con su serenata morí una vez más…Estéfano es mi mejor regalo, él lo es todo!

Pese a que fui muy traviesa y terrible, soy una gran persona y Dios me premió con mi hijo, el mejor regalo de todos. 

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